lunes, 4 de abril de 2011

La Perseverancia, una gran aliada


El que persevera triunfa, reza un conocido proverbio. A pesar de repetirse desde tiempos inmemoriales y resultar manida, en la actualidad, la sabia afirmación mantiene el valor de la primera vez. No sólo se ha hecho realidad en infinidad de ocasiones, sino que cada día aparecen nuevos ejemplos de su irrefutable verdad. El optimismo va de la mano con la perseverancia, tal es así que jamás se desalienta el que está convencido de que ha de dar en el blanco, aunque para ello precise de varios intentos.

Las victorias no las obtiene siempre quien más las merece sino el que las sabe buscar con más insistencia.

La persona optimista es más propensa a insistir hasta abrazar el fin anhelado. ¿Sabe alguien cuántos sueños hubo el hombre de alcanzar sólo después de una perseverancia sostenida? Muchos, porque muchas son las cosas, en la vida, que desafían constantemente nuestras capacidades y deseos y, además de obligarnos a repetir la acción, exigen un esfuerzo mayor cada vez. Aquel que sepa que lo difícil es sólo difícil y no imposible, está más propenso a llevarse el éxito.

Miremos al mundo de frente y digámosle: "tengo derecho a todo lo que deseo, deseo lo que puedo y quiero conseguir". Las victorias no las recibe siempre quien más las merece, sino el que las sabe buscar con más insistencia. A propósito, dice un poema: muchos fracasos suelen acontecer \ aun pudiendo vencer de haber perseverado.

Claro, ante todo, debemos ser objetivos y no alimentar meras ilusiones. Es desaconsejable trazarse metas que estén demasiado lejos de las posibilidades reales de cada cual. Es preferible ir consiguiendo pequeñas victorias en los objetivos que nos proponemos y, con el tiempo, aumentar las aspiraciones, paso a paso, con serenidad y juicio. El secreto estriba en no rendirse, aunque el paso sea lento.

En infinidad de ejemplos, la diferencia entre un triunfador y un perdedor radica en que el primero se levantó una vez más que el segundo y lo hizo por creer que su aspiración aún podía convertirse en un hecho.

Hay dos grandes verdades, la primera: el hombre se derrumba muy fácilmente; la segunda: precisa de muy poco para enderezarse y proseguir, basta la voluntad y el deseo. La garantía está en dar la espalda a la sombra y volver el rostro a la luz, siempre a la luz. He aquí la premisa del OPTIMISMO.  Referencia :
http://www.exitoya.com/articulos/201_249/218.htm

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